martes, 2 de mayo de 2017

✰ ✰ Ciber, segundo encuentro.

Creí que podía tener una buena experiencia si me predisponía a lo mismo. Lo creí con todas mis fuerzas, pero ya está decidido que el lugar y yo no nos queremos para nada, quizás es que soy susceptible a cualquier inconveniente que se me presenta cuando estoy concentrada. Al hablar con la profe, me motivó a usar ese enojo que tenía con el lugar para tratarlo de esa forma al fotografiar. Me presenté, el empleado me saludó todo bien, cero problema en sacar las fotos, mismo tenía varios clientes y era bastante consciente de que quizás pudiese ser un estorbo mi presencia en el local, pero me mantuve en el fondo, más cerca de la humedad y las arañas que la vez anterior. Si, de nuevo peleé contra las alergias como quien pelea un debate, con mucho profesionalismo y autocontrol. Ahora va la situación por la que salí un poco más enojada que la vez anterior, pero no a causa del lugar, sino a causa de una clienta que la nombraremos Susana ¿Por qué? Porque mis instintos imaginativos prejuiciosos dicen con muchas alertas que tenía pinta de ser Susana, además de aspecto también podría decirse, metafóricamente, aires de Susana. Desde que entré al local que estaba volviendo loco al empleado a cargo "Nene, ¿imprimió? Ya lo mandé, ¿Imprimió?" Varias veces, inclusive a pesar de que él estuviera atendiendo a otras personas, si bien no cuesta nada esperar dos segundos a que se desocupe. Por supuesto la situación es más tonta de lo que se puede esperar, estaba a punto de sacar la foto a un CPU, desde donde estaba, me estiré para acercarme sin tener que usar el zoom "Disculpame ¿Qué estás haciendo?" Le expliqué que le estaba sacando foto a la computadora, dejando en claro que no era nada de ella, por dos segundos pensé que me iba a molestar a mi para que la ayude con la impresión porque había cerrado la página y no sabía si había mandado bien el archivo para imprimir. "Bueno, esperá porque estoy acá" Repetí que no estaba sacando foto a nada de la pantalla "Disculpame, no me gusta" Me sonaba muy irónico que una persona que se disculpara tanto lo hiciera simplemente para justificar sus propias insolencias, no conmigo, pero con el chico que atendía el kiosco/ciber/locutorio ¡Susana, estás en la computadora más expuesta de las dos! Si buscaba privacidad alguna debió haberse sentado en la de atrás, pero claro, estoy muy segura que la Sra. Susana no podía sentarse en un banquito de plástico. . Le contesté con desgano para cortar la conversación y que dejara de fastidiarme para poder tener más fotos del lugar  "Sacale a todo lo que quieras de ese lado, yo ahora me voy y haces lo que queres" Y seguía, le regalé mi mejor cara de pocos amigos y volvió a molestar al empleado.

                                     
Todo por esa foto, básica, plana y en absoluto parte de las que quisiera elegir para mi serie, simplemente quería sumarla porque me había dado cuenta de ese círculo, o CD aparente que tiene en el dorso recién ese día. Claro estaba que no buscaba problemas ni quería que el empleado me echase sin antes conseguir material para el trabajo, pero él también ya se mostraba harto de Susana, anda a saber cuánto tiempo se tuvo que fumar a la barrio-diva hasta que terminó con sus impresiones. Es divertido, porque mismo en uno de los audios finales que grabé, se la puede escuchar quejándose del precio total a pagar ¿Habrá creído que el cartel de "Internet por $1 la hora" seguía vigente?. A continuación la exploración nueva realizada, algunas fotografías están tomadas desde la cabina de teléfono que tiene el local dentro.



























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